Vivimos en una época de grandes innovaciones tecnológicas; grandes y rápidas. Las nuevas tecnologías de la información, la explosión del Big Data y los avances en las tecnologías visuales y del reconocimiento del lenguaje entre otras, han supuesto una nueva forma de entender el mundo laboral. Vivimos una cuarta revolución industrial que anuncia cambios inminentes en la forma de entender el mundo laboral y las oportunidades que se crearán… y destruirán. Dos caras de una misma moneda que arrojan un mismo resultado: la automatización del trabajo.
Las mejoras tecnológicas amplían nuestras capacidades y, aplicadas al mundo laboral, ensancharán el potencial productivo actual. Sin embargo, y ahí es donde surge la oposición, estas mejoras están ligadas a la automatización de muchos de los trabajos actuales. Según un estudio realizado por Frey y Osborne en Estados Unidos, de 703 profesiones 171 tienen más de un 90% de probabilidades de ser automatizadas. ¿Y cómo afronta este cambio el sector empresarial? ¿Y el resto de la sociedad? ¿Cómo será el trabajo en el futuro?
Innovación: la pieza clave
Si bien hay sectores de la sociedad que pueden ser más reacios a los avances tecnológicos y robotización de nuestro entorno, hay una visión optimista generalizada según los resultados presentados por la quinta edición del «Barómetro Global de Innovación Ge: 2016«. Según éste, la cuarta revolución industrial es ya una realidad: hoy en día el 61% de las empresas utiliza el Big Data para la toma de decisiones estratégicas, una tendencia que crecerá a medida que nos adentremos en la cuarta revolución. Además el mismo porcentaje ve como indispensable la necesidad de innovar radicalmente para la creación de nuevos mercados y seguir creciendo. Y no sólo eso, sino que aseguran que el retorno de la inversión está prácticamente asegurado: un 77% afirma que los ingresos y beneficios generados por la innovación han arrojado un incremento en los resultados financieros. Esto da como resultado que el 68% de los empresarios estén dispuestos a correr riesgos de pérdidas a la hora de invertir en innovación.
¿Y qué piensan los empleados? Aunque existe un sector que teme la pérdida de lugares de trabajo, el barómetro arroja un sorprendente optimismo entre los ciudadanos: la gran mayoría ven el trabajo en el futuro y la cuarta revolución industrial como un escenario de oportunidad en el que se proporcionará trabajo más productivo y creará funciones de mayor valor para los empleados. Además, varios estudios afirman que la automatización laboral es todavía un hecho lejano ya que sólo serán susceptibles a ser automatizadas tareas concretas de la mayoría de puestos laborales, habilidades como flexibilidad, adaptabilidad o resolución de problemas que encaran muchos puestos de trabajo no podrán, todavía, ser automatizadas.
Unos RRHH más ágiles
En este aspecto el papel que deberá ejercer el departamento de RR.HH. será esencial en la formación y correcta adaptación de los empleados a un nuevo modelo de organización empresarial cuya rápida evolución pedirá cambios constantes y rápidos. En el 2020, el 65% de los puestos de trabajo serán de nuevas profesiones que todavía no existen y tendrán una relación directa con las nuevas tecnologías, según el Foro Económico Mundial celebrado en Davos en 2016. Por ello, RR.HH. no debe únicamente apoyar y acompañar la generación de estos nuevos empleos, sino convertirse en sí mismo en una bandera de la modernización que experimentará el mundo laboral. Esta adaptación será satisfactoria en la medida que RRHH se apoye en soluciones que den respuestas rápidas y eficaces a necesidades concretas del personal y de negocio mediante sistemas que utilicen analíticas predictivas para analizar satisfactoriamente grandes volúmenes de datos y arrojar conclusiones relevantes para decidir la planificación estratégica y la toma de decisiones relacionadas con el negocio.
Sin embargo, no sólo las organizaciones empresariales y los departamentos de RR.HH. tienen que tener un papel activo en el nuevo escenario: para que la transición al trabajo del futuro y la nueva era tecnológica sea ordenada y óptima para los empleados y las empresas, los gobiernos y entidades públicas responsables deben jugar un papel más activo en la innovación, proporcionando un tablero de juego seguro para los empleados y propiciando la creación de estudios y carreras universitarias enfocadas a las necesidades del nuevo escenario laboral; así lo ve el 57% de la ciudadanía según el estudio citado.
La nueva era a la que nos enfrentamos será apasionante y gracias a la automatización de las tareas laborales, la capacidad de los empleados podrá derivar en una mayor productividad empresarial, siempre y cuando el capital humano esté en el corazón de cualquier estrategia a largo plazo. Para ello se deberán potenciar las habilidades que difícilmente podrán ser sustituidas por máquinas: un sistema complementario entre el trabajo humano y el robotizado, y es este uno de los papeles que tendrán que protagonizar los departamentos de RRHH.
Por Isabel Esparza, Content Marketing en Meta4