Cómo cambiar una organización y no morir en el intento

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Las crisis y los procesos de cambio ponen a prueba la calidad directiva de una organización. Buenos gestores en entornos estables muestran sus debilidades cuando las circunstancias imponen una transformación efectiva. A falta de un manual infalible para estos momentos, me atrevo a proponer algunas orientaciones:

Diez aciertos para gestionar el cambio con éxito

1. Propósito. 

Lo que da sentido al cambio es el beneficio que se espera alcanzar al promoverlo. Para cambiar, hace falta un motivo.

2. Planificación. 

Después de decidir a dónde queremos llegar, es preciso definir con precisión el itinerario.

3. Recursos. 

El cambio debe ser ambicioso, pero posible. Hace falta medir las propias fuerzas y la capacidad de captar los recursos necesarios.

4. Decisión.

En la fase de diseño del cambio, caben las dudas, los contrastes de opiniones… En la fase de ejecución hay que actuar con determinación.

5. Consenso. 

El cambio tiene éxito cuando es capaz de reunir en torno a él el mayor número posible de voluntades.

6. Escucha. 

Los mejores agentes del cambio suelen ser sensibles a los puntos de vista de los diferentes grupos de interés.

7. Optimismo. 

Quien promueve el cambio no sólo debe convencer. Dentro de lo posible, conviene que también entusiasme

8. Rigor. 

El diseño del cambio incluye los procedimientos de verificación en cada una de sus fases, para evaluar el correcto cumplimiento del plan

9. Aprendizaje. 

En un proceso de cambio los primeros que se transforman son sus protagonistas. El resultado final es que las personas piensan y actúan de forma nueva.

10. Reconocimientos. 

Para consolidar una cultura de cambio, es preciso reconocer la contribución de quienes han apoyado activamente el proceso. Cambiar debe ser una jugada ganadora.

Siete errores en la gestión del cambio

1. Reactividad. 

Cuando perdemos el control sobre nuestra vida o nuestro negocio, el cambio se convierte en la ejecución de un guión escrito por otros.

2. Improvisación. 

En algunas culturas se sobrevalora la capacidad de algunas personas para encontrar soluciones rápidas e intuitivas. Al final, los resultados ponen a cada uno en su sitio

3. Temor. 

El cambio es también cuestión de actitud. Donde unos ven oportunidades, otros advierten sólo amenazas.

4. Falta de liderazgo.

El cambio no debería ser un proceso anónimo. Necesita rostros visibles y personas que asuman responsabilidades.

5. Falta de comunicación. 

El mejor proyecto de cambio puede quedar arruinado por el efecto de rumores indeseados o de resistencias no adecuadamente manejadas.

6. Rutina. 

Hay personas con grandes logros en su biografía, que dejan de aportar valor el día en que puede más el apego a prácticas del pasado que la ambición por logros futuros.

7. Creación de coaliciones. 

Los enfrentamientos internos restan fuerza al cambio. Mientras unos disputan con otros, se pierde la oportunidad de cambiar en beneficio de todos.

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HR Blogger

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