Estamos viviendo en una nueva época que nos impone una nueva forma de funcionar. Las empresas que quieren actualizarse, deberán hacerlo en dos dimensiones, en qué hacen y en cómo lo hacen.
La dimensión de “el qué” tiene que ver con cuál es su foco, que está hoy fuertemente ligado al impacto en su ecosistema: ¿cómo impactamos positivamente en la cadena de valor? ¿cómo nos acercamos cada vez más a los clientes cambiándoles la vida? De empresas centradas en sí mismas, a empresas enfocadas en el ecosistema.
La dimensión de “el cómo” se mueve ahora bajo el imperativo de la agilidad y la continua y transformación: las organizaciones pasan de ser sistemas cerrados como lo eran antes a ser sistemas abiertos en continuo intercambio con el ecosistema. De ese intercambio con el ecosistema, como sistema abierto toma información del contexto que le sirve para transformarse, y así volver al contexto con una propuesta superadora, y vuelta a empezar. Obviamente, los sistemas abiertos existen solamente si hay observación, escucha, foco en el otro, inclusión, apertura…
La agilidad demanda transformación y velocidad y, debemos confesar, la forma en que las organizaciones tradicionales están estructuradas dista mucho de tener foco en estos atributos. La organización piramidal, con castas y compartimentos estancos, con funcionamiento de silos resulta lenta e inadecuada en este nuevo mundo.
Es por eso que viviremos una década de grandísimas reestructuraciones en búsqueda de mayor flexibilidad, velocidad y capacidad de respuesta a los estímulos del contexto (léase: necesidades del cliente, del distribuidor, del paciente, del ciudadano, es decir, de todos los “stakeholders” críticos de nuestro ecosistema). Como respuesta a este desafío, los diseños organizacionales se achatan y se vuelven muy austeros, se redimensionan generando varias unidades de negocio que interactúan y están articuladas para generar valor.
“El futuro es podular” dice Dave Gray, autor de The Connected Company (2012) anunciando ya hace casi 10 años el cambio de diseño organizacional a una configuración de red de pequeñas unidades de negocio autónomas para ganar más agilidad. ¿Por qué “pod”? ¿Qué quiere decir?” Se denomina “pod” en inglés a la vaina, es decir una parte de algunas plantas como la chaucha o la vainilla, alargada y con una piel fuerte, que contiene distintas semillas en su interior.
¿Qué es un pod?
Un Pod es un equipo con diversas capacidades que trabaja en colaboración para lograr satisfacer las necesidades del cliente, externo o interno. Es un equipo auto-organizado, colaborativo y autónomo, enfocado en cumplir objetivos estratégicos, creativos y de producción. El equipo del Pod es responsable “end to end” del proyecto, esto incluye desde la relación con el cliente, el delivery y hasta asegurar la rentabilidad del mismo.
Los Pods en una organización se relacionan unos con otros configurando una red densa. En esa red, las posiciones centrales están ocupadas por los Pods que interactúan con todos, es decir que su centralidad está dada por el mayor grado de relacionamiento con todos los demás.
En una organización que se dedica a realizar proyectos, cada proyecto genera la constitución de un Pod que se autogestiona, como una pequeña unidad de negocio que debe agregar valor y ser rentable. El líder del Pod es un líder de proyecto que maneja todo lo involucrado con ese delivery . El Pod se constituye con los miembros que se requieren para asegurar la calidad del delivery y la rentabilidad. Es decir, a veces involucrará a alguien de operaciones, o alguien de Ventas, según su complejidad. El líder de proyecto puede tomar decisiones dentro siempre de un marco: los Pods eliminan la burocracia. La decisión se toma en cercanía del cliente.
¿Cómo es posible ese nivel de autonomía? ¿Cómo aseguramos que un Pod y otro Pod tengan un mismo abordaje? Uno de los secretos de la estructura podular, es el gran foco que hay que poner en la Plataforma, es decir el diseño de la forma de operar, que tiene que estar basado en los valores, la cultura y el propósito de la organización. La Plataforma delinea la vida del Pod, desde su constitución a su dilución, brindando ritos y herramientas de gestión además de un marco de actuación claro que permite la autonomía.
En este cambio de época, los sistemas abiertos y las estructuras podulares buscan eliminar la burocracia. La única realidad es que no nos queda otra opción que transformarnos.