«Si un hombre venciera en una batalla a mil y mil más y otro hombre se venciera a sí mismo, la de este último sería la victoria mayor porque nadie puede convertir en derrota la victoria de semejante hombre»
Dhammapada, VIII, 104-105 (siglo III a.C.)
Hay algo muy anterior a cualquiera de los proyectos que se lideran a diario desde RRHH. Hay algo que precede a cualquier programa informático, cualquier política de retribución y cualquier proceso de selección. Ese algo marca la diferencia entre una organización sana y una organización enferma. Se trata del entrenamiento en habilidades relacionales, la forma en la que cuidamos y favorecemos que nuestros empleados se relacionen de forma saludable y eficiente.
Mi trabajo consiste en comprender a las personas y el contexto en el que desarrollan su actividad. No acudo a mis clientes para juzgarles sino para comprenderles y apoyar sus procesos de cambio o de mejora.
El éxito del entrenamiento en habilidades relacionales está basado en el fomento de relaciones saludables basadas en la toma de conciencia, la asunción de responsabilidad, y el aprendizaje compartido. Todas las conclusiones de este artículo provienen de mi experiencia facilitando programas pioneros orientados al aprendizaje de alto impacto en habilidades relacionales por toda España y en una muestra muy representativa de nuestro tejido empresarial.
Hace tiempo compartía con la red mis consejos para el diseño de planes de formación en las organizaciones. En aquella ocasión destacaba 12 errores que toda empresa debe evitar en el diseño de su formación. Más tarde en este mismo blog que usted lee compartía 6 claves para la gestión del cambio en las personas. Sirvan ambos textos como complemento a esta reflexión.
Qué es el entrenamiento en habilidades relacionales
Existen dos tipos de formación en una organización: la formación en capacidades (teórica y de aplicación técnica) y la formación en habilidades (práctica y de aplicación continua). Por desgracia la mayor parte de organizaciones olvidan el extraordinario poder transformador y competitivo de la formación en habilidades, volcando la totalidad de sus planes de formación en la adquisición de conocimientos técnicos.
El mayor problema de esta estrategia formativa es que no se puede aprender a ser un buen profesional, un compañero de trabajo, un buen gestor de personas o un buen proveedor de tu cliente en un curso de software.
Si bien las nuevas tecnologías son muy importantes hoy en día, son insignificantemente rentables comparadas con las viejas tecnologías: el diálogo, la empatía, la estrategia, la gestión emocional, el liderazgo o la comprensión de las personas. Estas viejas tecnologías arrojan cada día increíbles resultados que construyen, mantienen y hacen crecer a los equipos.
El entrenamiento en habilidades relacionales, como su propio nombre indica, forma parte de la formación en habilidades. En la base de los programas que facilito, y que incluso ayudan a equipos en conflicto y personas a salir hacia delante, se encuentra siempre una fe inquebrantable en el potencial de la persona.
Claves del entrenamiento en habilidades relacionales
Quiero hoy compartir algunas claves de este tipo de formaciones:
1.- Facilitan el paso de víctima a protagonista
Las series de zombies están bien para verlas, no para vivirlas. Uno de los resultados más interesantes y rentables del entrenamiento en habilidades relacionales es la humanización de los compañeros de trabajo a través de la comprensión de sus necesidades reales. El paso de víctima a protagonista supone la asunción de responsabilidades sobre la realidad de la organización y la experimentación de los beneficios de la proactividad en la satisfacción propia.
2.- Fomentan el aprendizaje en equipo, y la confianza y el respeto mutuo
Nadie puede aprender a relacionarse con los demás a través de un libro ni encerrado en su propia cueva. Las habilidades relaciones se practican, se comentan y se modifican en vivo y en común. En las sesiones y talleres que facilito observo como el espacio de confianza y respeto que se genera es a menudo revolucionario.
3.- Tienen un retorno de inversión extraordinario a corto y medio plazo
El entrenamiento continuado en habilidades relacionales produce impactos altamente positivos en el clima laboral, el comportamiento de las personas y la mejora de sus realidades. El retorno de inversión si bien no es tangible en términos económicos, a menudo hace llorar de alegría a muchos responsables de personas. Sin ser milagrosos, este tipo de programas transforma situaciones que parecían imposibles de superar en escenarios posibles de trabajo.
4.- Rompen el miedo hacia la jerarquía y la zona de confort
Los programas de habilidades relacionales desatascan situaciones de conflicto o parálisis por medio de la puesta en práctica de modelos de relaciones efectivos y dinámicos que motivan al cambio.
5.- Son programas espaciados en el tiempo que favorecen la acción
Las habilidades relacionales no se aprenden en un taller de una jornada, sino que deben ser entrenadas continuamente. Se olvidan si no se practican y se revisan con cierta periodicidad, por lo que este tipo de programas se prolongan en el tiempo por medio de sesiones periódicas en las que se revisan experiencias y se accede a nuevos y continuos aprendizajes.
6.- Se trata de una experiencia enriquecedora a nivel humano
El entrenamiento en habilidades relacionales dentro de una organización es vivido siempre con una gran receptividad por los asistentes porque su utilidad trasciende lo laboral y ayuda a las personas a comprender el comportamiento humano. Tras realizar el programa o alguno de los talleres, suele dárseme el caso de asistentes que luego han recomendado a hijos o padres vivir este tipo de experiencias en abierto.