Escrito por Por Susana M. Weisz
Ya lo dice el refrán «dime con quién andas te diré quién eres» y bien sea por asociación o por convicción, este dicho popular resulta una verdad indiscutible y extrapolable al ámbito empresarial.
Una empresa es o se muestra según sean las características de sus empleados. Y digo se muestra, porque, al fin y al cabo, sus personas son la carta de presentación ante la sociedad y la imagen de la empresa se asocia directamente con la de su plantilla. Si bien es cierto que las empresas también pueden ejercer su influencia sobre sus empleados para alinearlos con sus culturas mediante programas de coaching y mentorización intensivos, sin embargo, todos estos esfuerzos pueden ser infructuosos sin el establecimiento de un buen proceso de Selección
¿Pero qué podemos considerar como un buen proceso de Selección?
¿Qué aspectos debe cubrir para minimizar el riesgo que lleva consigo una mala contratación? Está claro que los conocimientos, habilidades, personalidad y expectativas salariales del candidato, son aspectos muy importantes a tener en cuenta a la hora de tomar una decisión, pero no de forma aislada. La sinergia es otro factor fundamental que deberá ser contemplado a la hora de seleccionar a un candidato. Resultará clave el análisis del puesto no solamente en su individualidad, sino encajándolo con los demás puestos de la compañía, especialmente si la interconexión de la posición abierta es alta. Aunque una persona pueda ser muy válida a la hora de desempeñar su trabajo, la sinergia puede llevar consigo tanto aspectos positivos como negativos en los procesos generales de la organización.
Es entonces dónde aparece la cultura de la compañía. Quién es realmente y si sus empleados están ahí porque, por convicción, comparten su misión, su visión y sus valores.
A una empresa bien estructurada, con una clara organización, puestos completamente definidos y procesos establecidos, les resultará más fácil encontrar la «pieza del puzzle» que les faltaba. Para ello, será necesario analizar la información en su conjunto, cruzándola con las habilidades, conocimientos y carácter del candidato. Además, habrá que tener en cuenta el momento personal en el que se encuentre el profesional y su posible desarrollo dentro de la compañía. Será fundamental por lo tanto que exista una sinergia entre el puesto la organización.
Por otro lado, a pesar de que todos los integrantes de una organización son diferentes, existe un carácter corporativo, que si se logra definir, engarza a los individuos haciéndolos trabajar como un engranaje perfecto. Aplicar esta fórmula magistral en la adquisición de Talento puede marcar la diferencia entre la consecución de un objetivo común o una confederación de áreas departamentales más interesadas en los objetivos propios.
En resumen y haciendo mención a un poema de Campoamor convertido en otro refrán popular «nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira,» ese cristal debería ser esa cultura corporativa.