Construyendo una vida profesional por cuenta propia en tiempos de redes
«Si yo he sido capaz de ver más allá, es porque me encontraba sentado sobre los hombros de unos Gigantes», Isaac Newton (Carta a Hooke)
Wikinomía: Economía colaborativa que comparte, actúa globalmente y sin jerarquías ni intermediarios, utilizando la tecnología como base.
GIG: Se utiliza el término GIG para hablar de las actuaciones en directo de un músico y por extensión de cualquier trabajo puntual sin continuidad. Aplicado a un profesional, trabajador por cuenta propia, autónomo, que colabora con múltiples empresas a tiempo parcial o por proyecto puntual. Un evento GIG sería lo que en España llamamos «tener un bolo».
La progresiva destrucción de empleo centrado en rutinas a causa de la tecnología, hace que emerjan con fuerza especialistas freelance en tareas no rutinarias, como explica Francesc Font en el blog de Nubelo.
Los reclutadores de muchas empresas buscan, a veces infructuosamente, perfiles polivalentes, adaptables, que cambien de tarea y de especialidad al ritmo que lo requiere el mercado, que sirvan lo mismo «para un roto que para un descosido», y no ven las ventajas de la contratación puntual por proyecto. El mejor y más experto profesional para ese proyecto en concreto, no tiene por qué «casarse» con la empresa de por vida, sino que puede ofrecer sus servicios de forma interina y decidir participar en un nuevo proyecto en la misma organización o en otra distinta.
Si las empresas no crean empleo, los profesionales sí lo crearán, ofreciendo sus servicios por tiempo limitado. Se trata de cambiar la nómina por la factura, el jefe por el cliente.
Actualmente en EEUU, según CNNExpanxión, el 35% de los trabajadores son freelances (independientes, autónomos, temporales…) y se espera que esta cifra aumente hasta el 40% o el 50%.
Y mientras que los trabajadores se transforman y son cada vez más móviles, emprendedores, libres y creativos (y quiero pensar que esta tendencia está empezando a emerger en nuestro país), las organizaciones tradicionales son cada vez menos atractivas y en muchos casos los profesionales permanecen en ellas por pura resignación o por miedo a no encontrar trabajo fuera de ellas.
Por otro lado, la recesión ha provocado que las generaciones más jóvenes no puedan acceder al empleo o lo hagan en empleos mal remunerados y por debajo de su preparación académica, mientras que los trabajadores senior tienen a menudo que retrasar la jubilación al haber perdido su capacidad de ahorro.
El profesional senior ya no está en la fase de construcción de su identidad y reputación, ni en el momento de hacer carrera en la organización, sino que desea explotar sus conocimientos y experiencia, y muchos de los Golden Workers, en ámbitos profesionales diferentes del que ha sido el más habitual en su trayectoria profesional.
Y frente al general «etarismo», la discriminación por edad, aparece tímidamente pero con fuerza el «headrenting», la contratación de directivos senior de manera parcial y flexible.
Y no hablo de la emprendeduría en la madurez, aunque los emprendedores españoles no sean precisamente chavales de 18 años, sino que tienen una edad media de 38 años y tengan a sus espaldas más de una década de experiencia laboral, tal como comenta Santiago Solanas en El Economista.
Hablo de una revolución en el mundo laboral que ya anticipó Charles Handy en La edad de la insensatez y que recomienda al profesional moderno verse a sí mismo como proveedor externo que ha sido contratado para realizar una tarea específica, esté en la posición que esté de su famoso trébol: contratado de forma eventual o indefinida por la empresa, en una empresa de outsourcing o como freelance.
Esta posición conlleva múltiples ventajas porque considera a cada trabajador como el dueño de su trabajo, lo empodera respecto a sus actuaciones y decisiones, facilita su compromiso (engagement) con cada proyecto y focaliza su trabajo en un proyecto concreto con principio y fin del que tiene una visión global, en lugar de en una función repetitiva e inmutable año tras año.
Se trata también de un planteamiento beneficioso para las organizaciones, ya que el exoemprendedorismo supone la transferencia de parte de sus propios riesgos a los exoemprendedores que asumen desde el exterior de la empresa tácticas innovadoras, desarrollando nuevas ideas aplicables al desarrollo de productos o servicios de la empresa como partners y no como empleados.
El último Informe de la Fundación Adecco sobre Mayores de 45 años en el mundo laboral, cifra en alrededor de dos millones el número de desempleados de esta edad en España a finales del 2013 y de ellos el 70% parados de larga duración que difícilmente volverán a disfrutar de un empleo indefinido en una empresa.
Es el momento de construir en la madurez una vida profesional por cuenta propia y deben ser objetivos de estos Golden Workers:
- Ampliar sus conocimientos técnicos y tecnológicos, ya que muchos de ellos provienen de puestos de trabajo en los que han permanecido ejerciendo la misma función durante muchos años, cuando no de una única empresa en la que empezaron a trabajar.
- Aumentar su visibilidad profesional posicionándose en las redes sociales profesionales.
- Focalizarse. Convertirse en un experto en su área y aportar conocimiento sobre su área de experiencia a colegas, clientes y competencia hasta convertirse en un referente.
- Ser diferente. Ofrecer un producto o un servicio diferenciador. La mejor estrategia es ganar sin competir y tal como decía Guy Kawasaky: Al final, o eres diferente, o eres barato.
Y en red. Compartir es el nuevo mantra, y las organizaciones están transitando desde estructuras jerárquicas, centralizadas y con posiciones laborales por funciones estancas a estructuras fluidas, en red donde los profesionales se agrupan de forma espontánea según los requerimientos de cada momento, son los responsables de su propio desarrollo profesional y de buscar la información y el conocimiento necesario para desarrollar su tarea allí donde se encuentre. El Sharismo, concepto aportado por Isaac Mao, sostiene que las organizaciones en red funcionan como lo hace el cerebro, grupos de neuronas forman redes interconectadas que, a través de las sinapsis, son capaces de procesar información y aprender.
Los profesionales senior independientes se conectan en red con otros profesionales independientes construyendo redes sociales capaces de dar respuesta a cualquier problema de las organizaciones. La reputación profesional del Golden Worker dependerá de su nivel de participación en estas redes sociales profesionales, de su capacidad de pasar de una estructura empresarial en la que la información era poder y por lo tanto se medía el valor de cada profesional por la información privilegiada y diferencial que conservaba en su poder, a estructuras en las que participar, colaborar, aportar conocimiento y valor a la red es lo que otorga autoridad y prestigio.