¿Quién teme al robot feroz? Normas de convivencia con trabajadores no humanos

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Proliferan en estos tiempos todo tipo de predicciones acerca del trabajo que asumirán las máquinas durante los próximos años, en detrimento de los humanos. Las cifras que se presentan están basadas en proyecciones muy hipotéticas y con amplios márgenes de error, pero luego los resultados se difunden como verdades incuestionables. Para muchos, el panorama es apocalíptico. En sus augurios, la gran mayoría de los trabajos que hoy realizamos serán suprimidos en pocas décadas. Como un sistema productivo solo es viable si hay consumo, las profecías imaginan nuevas formas de redistribución de riqueza o de generación de rentas, como el llamado «impuesto a los robots«, o las rentas universales administradas por el Estado. A fin de cuentas, las máquinas podrían quitarnos el trabajo, pero no deberían mermar la capacidad de comprar aquello que producen.

Entre los estudios más rigurosos, se cuentan los realizados por McKinsey& Company: Where Machines could replace humans -and where they can’t (yet) y otros posteriores. Ya en 2016 demostraban que el 45 por ciento de las actividades retribuidas podrían ser automatizadas con tecnologías disponibles en ese momento, y que aproximadamente el 60 por ciento de todas las ocupaciones verían automatizadas el 30 por ciento o más de las actividades en las que consisten, de nuevo con esas mismas tecnologías. Junto a los datos agregados, este estudio ofrece una clasificación de los trabajos más automatizables y aquellos en los que no resulta tan fácil sustituir a un ser humano. Entre los primeros, destacan las tareas físicas en entornos predecibles, y la recogida y proceso de datos. Las posiciones donde somos menos reemplazables son la que tienen que ver con la dirección de otras personas, y aplicar la experiencia para la toma de decisiones, planificación y tareas creativas.

Los últimos datos publicados por esta McKinsey aportan información sobre 54 países. Para el caso de España, por ejemplo, anticipan la automatización de 8,7 millones de empleos en las próximas décadas. El momento orientativo en el que se producirá este remplazo masivo de mano de obra humana por unidades de producción automatizadas es 2055, pero con una amplia holgura de 20 años, por lo que esa situación se podría producir en 2035… o en 2075.
Ante previsiones tan inquietantes, y al mismo tiempo tan difusas, es el momento de diseñar estrategias que nos aseguren a los humanos una convivencia constructiva con las máquinas y algoritmos en este entorno altamente competitivo en el que se va a convertir el mercado laboral.
Sugiero las siguientes bases para la definición de nuestras estrategias:

  1. La cuestión no es hasta dónde van a ser capaces de llegar las máquinas, sino hasta dónde llegamos los humanos. Como en todo mercado, la frustración por los logros de un competidor es un sentimiento estéril. Resulta mucho más práctico profundizar en las propias ventajas, sobre todo en aquellas que son sostenibles y que son difícilmente imitables. Paradójicamente, en tiempos donde la automatización va ganando terreno, muchos se empeñan en seguir desarrollando capacidades automatizables. En el extremo contrario, encontramos perfiles profesionales denominados polímatas: conocimientos multidisciplinares, con una sólida base humanística y formas de pensamiento integrador y holístico. La carrera de la hiperespecialización contra las máquinas está perdida de antemano.
  2. Es preciso actuar con anticipación. Es cierto que los plazos para que una actividad sea susceptible de ser automatizada son difusos. Este hecho no debe conducirnos a una simple observación de los acontecimientos. Cuando esté disponible la tecnología que realice la propia tarea de manera más rentable, es tarde para reaccionar. Aspiramos a ser protagonistas de nuestra historia, no meros actores que representan un guion escrito por otros. El nuevo mundo del trabajo será en buena medida lo que nosotros queramos que sea, no solo lo que imponga la tecnología disponible en ese momento.
  3. ¡Bienvenida la tecnología al mundo del trabajo! Facilitará nuestra vida, nos liberará de muchas tareas tediosas y nos permitirá centrarnos en actividades específicamente humanas. Siempre que no intentemos obstinadamente seguir trabajando como en el pasado. Tiempos diferentes reclaman profesionales diferentes.
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