Qué define al «unicornio profesional» (intraemprendedor sénior) y por qué es tan raro verlo

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Sumergidos en esta locura vírica que tanto nos está impactando en diversos frentes, parecería es tiempo exclusivo para reaccionar a los acontecimientos, casi en modo supervivencia: física, económica, social… Y sin embargo la vez es un momento increíble para pararse a pensar, aunque solo sea porque reclusión obliga. Compartir por ello una reflexión sobre la que estos días no dejo de pensar, y que tiene que ver con esa tendencia -tan humana- a elegir el camino de menor resistencia. Lo comento porque por desgracia elegir el camino que nos resulta más fácil suele ser el que nos aleja de los compromisos significativos con el cambio. Del que nacen después los “ay” y los “si hubiera”.

El presente y futuro del trabajo exige de nosotros (y de quienes trabajan con nosotros) otra forma de ser, asociada a conceptos como change makers, silver surfers, knowmads, problem solvers, exploradores digitales… Profesionales que  tienen un sesgo claro hacia la acción y se vuelven inquietos si no logran hacer las cosas, necesitan estar en movimiento.  Que escogen el reto que supone el cambio, la transformación, el aprendizaje continuo, el autoconocimiento y la  evolución (y por supuesto la digitalización) como única manera de fluir y avanzar adecuadamente en una época claramente impredecible. Obviamente inestable. Y digital.

Todos ellos, con estas competencias desatadas, conectan además con ese perfil que tanto buscan las empresas y tan difícil resulta encontrar: el emprendedor interno, especialmente sénior. Pero para averiguar más, respondamos primero esta pregunta: ¿por qué tantos trabajadores se deciden a montar un negocio a partir de los 50, 60? Por supuesto la necesidad/deseo de ganar más dinero es un gran impulsor del espíritu empresarial, pero hay más… En una encuesta elaborada por Gallup el 32% de los empresarios boomer citaron la independencia como la razón principal y otro 27% dijo que estaba persiguiendo una pasión; tan solo uno de cada cuatro encuestados emprendía por motivos meramente económicos.  Independencia y pasión.

Veamos cómo coincide esto con el perfil ideal del emprendedor y del intraemprendedor que más buscan en Sillicon Valley y otros hubs tecnológicos. Emprendedores internos son personas con las mismas cualidades que los emprendedores pero que desarrollan sus proyectos con el soporte de la empresa para la que trabajan, ya que el Intraempredimiento es una vía de innovación corporativa que cada vez incorporan más empresas, ya sea a través de labs o incubadoras internas.

El Informe de Deloitte Digital “Five Insights into Intrapreneurship” dice que todas las empresas deberían seguir una estrategia doble: explotar y optimizar sus productos actuales, al tiempo que utilizan la innovación como piedra angular del crecimiento y la rentabilidad duraderos. Y que un enfoque simple pero poderoso para acelerar la innovación es aprovechar los recursos existentes dentro de compañía: sus empleados.  No se trata de crear intraemprendedores, se trata de encontrarlos y reconocerlos.

  • Los emprendedores están impulsados ​​por una visión.
  • Están motivados para llegar a algún lugar, al que llegarán sí o sí.
  • Tienen una o dos cosas que decir sobre la forma en que se maneja la organización y no tienen miedo a exponerlo, aunque signifique desafiar a la jerarquía en una sala.
  • Odian el estancamiento, son alérgicos a la burocracia y se frustran con los procedimientos largos y el status quo.
  • Pueden identificar el problema y buscar una solución para él.
  • Su mentalidad “startup” los hace más propensos a tener proyectos paralelos y negocios propios en sus horas de trabajo.
  • Su hábitat natural es estar fuera de su zona de confort, ya que es donde sienten la mayor oportunidad de crecer.
  • No temen las críticas constructivas negativas.
  • No están completamente motivados por la necesidad de alimentar a sus egos.
  • Desafían su propio conocimiento y experiencia recurrentemente.
  • Saben cuando ser líderes y cuando ser seguidores.
  • Suelen tener trayectorias profesionales curiosas y “vacíos” poco convencionales en sus currículos (como realizar una caminata de “introspección” o tomarse tres meses sabáticos para labores humanitarias).
  • Encuentran significado en el desafío y casi prosperan en el fracaso.
  • Aman la «autonomía y responsabilidad» en su rol. Trabajan hacia resultados ambiciosos mientras disfruta de la libertad de crear sus propias pautas.

Nota: tener “emprendedores internos” es el sueño de toda organización independientemente del sector y tamaño, pero éste perfil sólo puede emerger y brillar (o ser atraído) en un entorno organizacional adecuado. De ahí que sea tan importante hacer una transformación digital y cultural ágil hacia estos nuevos modelos de trabajo (new working models) que conectan con la transparencia, redarquía, entornos colaborativos, de escucha activa, creativos, etc.

Quizá estos días de encierro y relativo aislamiento sean un buen momento para pararse a pensar qué me hace vibrar, profesionalmente hablando. Pasión. Qué quiero y por qué lo quiero. Qué cambios y transformaciones necesitamos yo, o mi empresa, acometer próximamente. Atentos a las tendencias, que están ahí por algo (age management, silver economy, silver surfers… ). Cuánto suelo desviarme del camino con mayor resistencia y qué puedo hacer para corregir mi trayectoria. Y después ya daremos los pasos adecuados. Porque el deseo de hacer algo por sí mismo no sirve, hay que entrenar nuestras intenciones hasta convertirlas en un hábito.

Que toda esta locura pase pronto… y nos lleve a un lugar mejor.

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HR Blogger

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