Desmontando mitos sobre el trabajo en el sector público

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Decisiones de carrera profesional

El progreso de un país requiere de la contribución del mayor número posible de ciudadanos, ya sea a través de su trabajo en el sector público o en el privado. Ningún talento sobra. La decisión de poner en juego nuestras capacidades en uno u otro ámbito depende de muchos factores: entorno familiar y social, vocación de servicio público, expectativas de lucro, etc. Lamentablemente, la elección está condicionada, con frecuencia, por estereotipos y prejuicios. Para algunos, todavía está vigente la percepción de que trabajar para las Administraciones Públicas aporta seguridad, pero nos condena a un entorno muy burocratizado, con un cierto riesgo de caer en la rutina y el tedio. Para facilitar una decisión bien ponderada, sugiero revisar alguno de los mitos que con el paso de los años van quedando obsoletos.

 

Un ejercicio de desmitificación

  • MITO 1: el empleo público es más seguro que el trabajo en el sector privado. Cierto. Por las características propias del régimen estaturario, los funcionarios de carrera que han superado su proceso selectivo y acceden a una plaza en propiedad pueden planificar sus vidas y carreras profesionales en un entorno de mayor predecibilidad.
  • MITO 2: el empleo público nos orienta hacia tareas administrativas, muy centradas en la aplicación del marco normativo. Falso. Aunque el acceso a los cuerpos superiores de la Administración exige conocimientos avanzados de Derecho Administrativo, las instituciones públicas demandan una amplísima gama de profesionales de prácticamente todas las áreas de conocimiento: biomédicos, informáticos, científicos de datos, ingenieros, etc. Solo hay que hacer un pequeño esfuerzo para informarse sobre las ofertas de empleo público, tanto en el ámbito de la Administración General del Estado, como en las Administraciones autonómicas y locales.
  • MITO 3: el acceso a la función pública es una decisión que se toma en etapas tempranas de la carrera profesional, de forma que una persona que ha optado por trabajar en el ámbito público o privado tiene pocas posibilidades de migrar al otro a lo largo de la vida. Falso. En los procesos de acceso a la función pública cada vez encontramos a más profesionales de entre 40 y 55 años que, con amplia experiencia laboral, deciden dar el salto al ámbito público. En algunos cuerpos de la Administración también se percibe un flujo de funcionarios hacia el sector privado.
  • MITO 4: los salarios en la primera etapa de la carrera administrativa pueden ser más altos que en el sector privado, aunque con el tiempo el trabajo en una empresa genera más expectativas de sueldos superiores. Falso, con matices. Es cierto que las posiciones de alta dirección en el sector privado reciben una compensación superior a la de sus homólogos en la Administración Pública. Sin embargo, en promedio un empleado público cobra 2.835€ en 12 pagas, 878€ más que en el sector privado, según los últimos datos disponibles del INE. Esta es una particularidad del mercado laboral español. En otros países comparables, las retribuciones medias tienen valores mucho más parecidos.
  • MITO 5: los procesos selectivos de acceso a la función pública son tediosos y memorísticos. Cierto, con matices. Para cumplir los principios constitucionales de igualdad, mérito y capacidad, las oposiciones se basan en criterios objetivos. Y durante décadas esto se ha concretado en la sucesión de ejercicios que incluyen la memorización de extensos temarios. Este modelo está en revisión. Las reformas que se debaten en estos meses plantean una reducción del aprendizaje de contenidos, y un refuerzo de las competencias no basadas solo en conocimientos.
  • MITO 6: el diseño de las oposiciones penaliza a los colectivos que, por sus características, tienen menos capacidad para la memorización de temarios extensos. Falso. Hasta hace un tiempo, algunas empresas privadas habían asumido un cierto protagonismo en los procesos de inclusión. Las personas con capacidades diversas encontraban en esas empresas una excelente oportunidad para su inserción en el mercado laboral. Actualmente, algunas Administraciones Públicas han destacado por la adaptación de sus procesos selectivos a las particularidades de estos colectivos, y por la creación de puestos de trabajo donde personas diversas aportan valor de acuerdo con sus capacidades.
  • MITO 7: es posible preparar oposiciones con muchas garantías de que, completado el proceso de aprendizaje, la oferta de empleo público mantendrá un número estable de plazas en los cuerpos a los que se pretende acceder. Falso. Este es un importante factor disuasorio para los opositores, que pueden invertir años de su vida en la preparación de los temarios y, cuando finalmente están en condiciones de afrontar los ejercicios, descubren que el número de plazas es sensiblemente inferior al de convocatorias pasadas. La oferta de empleo público es bastante elástica, por diferentes motivos. Y aunque en 2024 se ha publicado la oferta más alta, con 40.000 plazas, no hay garantías de que estas cifras se mantengan en años sucesivos.

 

En conclusión, trabajar en el sector público o en el privado es una decisión importante que debe ser tomada a la vista de las inclinaciones personales, pero teniendo en cuanta también los datos reales, y no los mitos más o menos extendidos.

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HR Blogger

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