Liderando en épocas de incertidumbre

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Vivimos en un nuevo mundo donde el cambio es la variable permanente. ¡Se acabaron las certezas! Lideramos equipos en contextos de incertidumbre y  debemos estar listos para operar en “un mundo tal como emerge” como dice Otto Scharmer del ULab del MIT, que nos aclara que la principal herramienta con la que contamos somos nosotros mismos.

Es un gran desafío para los líderes y gerentes (mandos medios en general) que reciben tensión de tres niveles: en primer lugar, la tensión de los miembros de su equipo enfrentándose a un mundo incierto, con sus miedos y resistencias; en segundo término aquella que reciben de sus directivos o accionistas, que les demandan certezas; y por último, la tensión que emana de ellos mismos frente a la incertidumbre.

Si bien la principal herramienta somos nosotros mismos, contamos con alguna limitación: nuestro órgano principal, el cerebro, es el mismo que hace 160.000 años y no está hecho para el cambio, sino para asegurar nuestra supervivencia. Por lo tanto, opta siempre por gastar menos energía y por lo seguro… es decir, nos impulsa a hacer lo mismo que siempre. ¡Otro desafío más!

Liderar equipos en el cambio de y en una realidad líquida es una tarea compleja, que requiere entonces de un “self” con muchos recursos. He aquí algunas recomendaciones y sugerencias para desplegar mayores recursos de ese “self”:

  1. Enfrentar los miedos con la cooperación

Los miedos son emociones básicas que nos unen a nuestro pasado evolutivo: nos permiten detectar el peligro y nos ponen en estado de alerta. Por lo tanto, tener miedo es algo natural en una situación de incertidumbre.

Aprendimos de las neurociencias que el principal recurso para enfrentar el miedo es la cooperación. En un contexto complejo, una buena estrategia es reunir a los colaboradores para trabajar, para compartir, para expresar los mismos miedos. Estar con otros nos da seguridad.

  1. Conectarnos con emociones positivas

Los pensamientos disparan las emociones. Por ejemplo, si le digo a una persona que tiene miedo a las arañas que dentro de una caja tengo una de ellas, seguramente sienta miedo independientemente de que la araña exista realmente. El miedo es generado por el pensamiento de la araña. De la misma forma un conductor de un auto en una autopista ve otro que se le adelanta y eso le dispara la ira… y sin embargo el segundo conductor no tuvo ninguna intención de molestarlo. Nuevamente, es el efecto del pensamiento. Así ocurre que en contextos inciertos y complejos, el pensamiento nos lleva a pensar escenarios temidos, disparando emociones negativas y generando ansiedad. La ansiedad es el miedo que se genera por pensar en algo que se teme.

Los contextos de incertidumbre generan ansiedad. Las personas, todos, tememos que pase lo peor. Son dos las mejores estrategias para combatir la ansiedad, utilizando también el pensamiento: la primera, consiste en poder aprender a conectarnos deliberadamente con pensamientos que nos generen emociones positivas; la segunda implica pensar en los distintos escenarios posibles para así poder amigarnos con ellos. Está probado también que, en estos casos, la meditación es una gran ayuda.

  1. Estabilizarnos en momentos de tensión

En las manadas de monos, el líder está en el centro, para que el resto de los miembros del grupo vean que está calmo y puedan continuar con sus tareas con tranquilidad. En las investigaciones de Mike McGuire[1] sobre los monos y el liderazgo, la conclusión fue que los monos líderes tenían un mayor nivel de serotonina que el resto. La serotonina es llamada la “hormona de la felicidad” y nos  permite estar en calma en momentos de tensión. Un buen líder debe tener capacidad para regular su serotonina, es decir, debe conservar la calma en momentos inciertos porque eso es importante para el resto del grupo.

¿Cómo hacer para generar buenos niveles de serotonina? Los mejores caminos son el ejercicio físico, dormir bien, meditar y… reírnos. Por lo tanto nuestra recomendación es que, como líderes, cada uno debe pensar en cuidarse y ocuparse de la propia estabilidad. De esa forma también cuidará al resto de los miembros del grupo.

  1. El liderazgo como conversación

Nuestros actos de liderazgo son siempre conversacionales. Sin embargo, en momentos de incertidumbre, en contextos complejos y amenazantes, es necesario cambiar las conversaciones. ¿Cuáles son los contenidos que nos ayudan a poner en foco al equipo?

En primer lugar, debemos trabajar en el análisis de escenarios, considerando desde el escenario más pesimista al más optimista. Es decir, hablar de lo que se teme, considerarlo una posibilidad y a partir de allí poder pensar distintos planes de acción. Conectarnos con la acción nos permite surfear la incertidumbre. En segundo lugar, y como dijimos anteriormente, en importante alentar en el grupo la expresión de los miedos, permitiendo así descomprimir la tensión. Por último, genera un efecto mágico generar o redefinir proyectos y poder proyectarse al futuro.

Los contextos volátiles y ambiguos, tan sorprendentes, que enfrentamos en la actualidad requieren de líderes con gran estabilidad emocional y, citando nuevamente a Otto Scharmer, capaces de utilizar a pleno las tres herramientas principales,  mente abierta,  corazón abierto y el deseo,  para hacer frente a la incertidumbre.

[1] Investigaciones del Instituto Neuropsiquiátrico de UCLA, sobre monos y la serotonina

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HR Blogger

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