La revolución del cerebro: el mundo digital y nosotros

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(Primer capítulo de nuestro libro -> The New Digital HR Leader)

Ya nada es lo que era. Nuestra manera de vivir ha cambiado drásticamente en los últimos años. Este «nuevo mundo» en que nos movemos parece sacado de una película futurista. Tecnológicamente hablando, se acerca más que nunca al imaginario colectivo de la ciencia ficción: coches que se conducen solos, robots controlados desde nuestra mente, inteligencia artificial altamente desarrollada, etc. Avances todos ellos que se integrarán en el mundo físico que conocemos para transformarlo para siempre. Pero no solo «lo que vemos» está sufriendo cambios radicales. También lo que no vemos, nuestro universo mental, nuestro cerebro. Y tal vez es ahí dónde radique la diferencia fundamental…

Tanto es así que Nicholas Carr, autor del libro ‘Lo que internet le está haciendo a nuestros cerebros’, siente que su vida está dividida en dos actos: un primer acto en el mundo analógico, y otro en su actual vida en el mundo digital. Carr ya no puede leer libros. O al menos de la manera en que lo hacía antes, línea por línea. Hoy, tanto él como el resto de sus amigos y colegas, sean más o menos estudiosos, se encuentran con el mismo problema. En vez de leer, picotean, van de un lugar a otro «asimilando información». Casi al modo de una máquina… ¿Qué nos está pasando? ¿Cómo afecta esto a nuestro cerebro?

Según el estudioso de los medios de comunicación, Marshall MacLuhan (no en vano ideador del término «aldea global»), estamos viviendo un punto de inflexión en nuestra historia intelectual, un momento de transición entre dos maneras muy diferentes de pensar. Sí, has leído bien, de pensar. Y es que como el estudioso decía, «el medio es el mensaje». El medio domina todavía más que el contenido, el medio nos influye, nos modifica, nos transforma, en definitivas cuentas. Y por tanto modifica nuestra forma de pensar. El medio en este caso, es el mundo digital.

Pero lo digital no es nuevo. ¿Entonces porqué hacer un libro tratando este tema? Es sencillo: por primera vez en la historia desde la irrupción de internet, lo digital ya es nuestro modo de vida y ha modificado nuestro entorno físico y a nosotros. En este camino hacia el 2020, la tecnología y el mundo digital ya no sólo son una herramienta sino el entorno definitivo en que nos movemos. ¿Y cómo podemos entender este nuevo mundo? ¿Habría alguna definición posible?
En 2014, Andrew McAfee, uno de los principales investigadores del centro de Digital Business del MIT fue el encargado de la conferencia de apertura del HR Tech Vegas, un importante evento que gira en torno a la tecnología más puntera de Recursos Humanos. La conferencia se llamaba igual que uno de sus libros, ‘The Second Machine Age’. En aquel momento uno podía llegar a sorprenderse sobre las cuestiones que se trataban durante la ponencia, fundamentalmente el rol de los robots en la fuerza de trabajo y el papel que los humanos tendrán en los empleos del futuro. ¿Ciencia ficción? Parece que no.

La «Primera Edad de las Máquinas» es un periodo final de las Revoluciones Industriales y suele datarse entre 1880 y 1945, teniendo un pico importante entre las dos guerras mundiales. Se caracterizó por la gran proliferación de la producción en masa y en cadena, especialmente de bienes como el del automóvil y otros medios de transporte de consumo o bélicos como los aviones, tanques o submarinos. La industria de las comunicaciones también se desarrolló notablemente, ejemplos de ello son la radio o el fonógrafo. Esta época además, se acompañó de un desarrollo productivo y demográfico nunca antes visto en nuestra historia.

No obstante, a principios de los años 40 ya no se seguirá empleando el término «Edad de las Maquinas» para entender el los cambios a nivel global, y entramos en una nueva era. Una época que comienza con la bomba atómica, los primeros ordenadores y el transistor, entre otros. Una época de fuerte desarrollo de la alta tecnología en la que todavía estamos inmersos y que hoy se traduce en la inteligencia artificial, el automatismo o la biotecnología.

Para denominar este momento de desarrollo actual, Andrew McAfee y Erik Brynjolfsson eligieron el término «The Second Machine Age», en el que vemos una continuación en el gran desarrollo productivo y demográfico que caracterizó el periodo anterior junto con una serie de cambios importantes. Las tres características fundamentales que podemos observar son: un desarrollo exponencial de las computadores, una inmensa cantidad de información digital disponible y una innovación de naturaleza combinatoria (concepto en el que se puede profundizar en el libro ‘The Second Machine Age’).

No nos vamos a detener en cada uno de estos puntos, pues lo más importante para este análisis es entender algo fundamental que ya venimos mencionando desde el comienzo: estos cambios están afectando definitivamente a nuestra constitución cerebral, a diferencia de lo que ocurría en la primera era de las máquinas, donde las modificaciones afectaban esencialmente al «músculo», a lo físico. Por ello es que hoy se habla tanto de neurociencia, o por ello es que son tan importantes las llamadas profesiones del «conocimiento». Nos encontramos ante una verdadera «revolución del cerebro».

Como se puede deducir, en esta nueva complejidad global también las empresas están mutando, a todas las escalas y niveles: estructuralmente, en su medida de innovación, en relación a los puestos de trabajo, etc. Están convirtiéndose en verdaderas «organizaciones del conocimiento». En este contexto, los profesionales de recursos humanos, convertidos en verdaderos «profesionales del conocimiento» tienen un doble reto. Primeramente adaptar su propia labor al nuevo entorno, y por otro guiar a las personas de sus organizaciones en un contexto de cambio tan agudo.

Es muy difícil saber cómo desenvolverse ante una transformación cultural. Por ello, cuanto más se escriba al respecto más luz podremos echar sobre unas circunstancias que siempre van un paso por delante. Tal vez, al final, la clave de aquéllas organizaciones que tengan un desarrollo excelente en esta revolución del cerebro, radicará en cuán distante o cercano esté su desempeño respecto a estos cambios. Así, cuanto más cerca, mejor. Por ello, la agilidad será una de las claves diferenciadoras entre aquéllas organizaciones que estén al día y las que se queden atrás.

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ESCRITO POR

Experto Cegid

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