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Escrito por Carlos Pardo
El primer día de trabajo siempre es duro. Todo recién llegado suele estar a la expectativa y sentir cierto nerviosismo, no sólo por querer causar una buena impresión o por temor a equivocarse, sino por el proceso de integración al que ese profesional debe enfrentarse y que, como promedio, y según afirma Society Human Resource Management (SHRM), puede durar hasta 90 días. Por ello, muchas compañías comienzan a considerar la gestión de la vida profesional del nuevo empleado, incluso antes del momento de su incorporación. Este periodo de acogida, unido al de su adaptación, es lo que se denomina como “Onboarding” y se postula como una de los retos para las organizaciones en los próximos meses.
Retos del Onboarding
Y es que en la actual “Guerra por el Talento” en el que las empresas luchan por conseguir atraer a los mejores profesionales, ejecutar un proceso de adaptación con éxito, evitará la fuga de los recién incorporados, cuya contratación se ha llevado a cabo tras unos exhaustivos y costosos procesos de selección, sin olvidar, además, los graves perjuicios que conlleva para las organizaciones la marcha de estos empleados clave, tales como: unos altos índices de rotación, la pérdida de compromiso o el incremento de las curvas de aprendizaje.
Bajo este contexto, la puesta en marcha de procesos y herramientas tecnológicas que permitan desarrollar programas de acogida eficientes, aumenta en un 58% la probabilidad de que ese talento recién incorporado, permanezca en la organización después de tres años, según The Wynhurst Group. Y es que más allá de la reducción de costes y recursos asociados a los procesos de selección, el uso de la tecnología, permitirá automatizar los procesos de incorporación contribuyendo a mejorar la experiencia laboral de los trabajadores desde el primer momento, lo que repercutirá en una mejora del Employer Branding de las compañías.
Y en uno de los momentos más importantes para suscitar el interés del nuevo empleado e iniciar con él una relación duradera, la fase previa a su incorporación a la empresa, la tecnología permite que el recién contratado pueda agilizar los trámites administrativos requeridos por la empresa como la firma del contrato de trabajo, los certificados de estudios o la aceptación de las políticas de empresa. También, le facilita acceder y editar su información personal y profesional en función a sus necesidades como su estado civil, contactos de emergencia, cuenta bancaria, historial académico; y le ayuda a conocer y relacionarse con sus futuros interlocutores, managers, compañeros y personas de referencia, algo que sin duda hará que su primer día de trabajo le resulte más sencillo y agradable.
Además, implantar un proceso de Onboarding digital, no sólo beneficia al nuevo empleado sino también a los Managers, principales actores a la hora de promover o inhibir la adaptación de este nuevo talento, al permitirles un contacto directo con las futuras incorporaciones para planificar juntos acciones de inducción; formativas, de desarrollo o de socialización. Aspectos que le proporcionarán la seguridad y ayuda que necesita para ganar seguridad, autonomía e incrementar su eficiencia y compromiso desde el primer día.
Lo que es un hecho probado es que, si la primera impresión del candidato es la que cuenta, también las vivencias que experimenta, antes, durante y después de llegar a la compañía, le dejarán huella. Por tanto, implementar un proceso que genere permanencia, aceptación y confianza, resultará clave para retener el talento e incrementar el rendimiento. Porque como alguna vez afirmó el cirujano francés Victor Pauchet, “el trabajo más productivo es el que sale de las manos de un hombre contento”.
