¿Y si la próxima gran oportunidad de tu carrera no estuviera publicada en ninguna plataforma de empleo? ¿Y si ya se estuviera decidiendo en silencio, dentro de tu propia empresa?
Eso es el Quiet Hiring, una de las tendencias más relevantes de 2025. Según Gartner, se trata de una estrategia silenciosa que permite a las compañías cubrir carencias críticas de skills sin necesidad de abrir procesos de selección externos. En un contexto de incertidumbre económica, caída de ofertas de trabajo (en EE. UU. se registró este año la tasa de contratación más baja desde la pandemia) y costes de reclutamiento cada vez más altos, la mirada se dirige hacia adentro. McKinsey alerta de que solo un 12 % de los líderes conecta la planificación de talento con las habilidades futuras: un vacío que este modelo busca resolver.
Pero aquí está el matiz importante: no todos los profesionales son elegidos en este “hiring silencioso”. No basta con las credenciales o la experiencia. Lo que marca la diferencia es la capacidad de inspirar, conectar y generar confianza. Dicho con una palabra que tengo el gusto de conocer muy bien: carisma.
El Quiet Hiring funciona como un radar que detecta a esas personas que, sin necesidad de títulos nuevos ni grandes discursos, ya están influyendo. Son quienes contagian energía, movilizan equipos y proyectan credibilidad. El carisma no es un don innato: es una competencia entrenable que se traduce en visibilidad interna. En otras palabras, el carisma es lo que convierte a un profesional en alguien imposible – o más difícil- de pasar por alto cuando se reconfiguran los equipos.
¿Quiet Hiring o recolocación de toda la vida?
A primera vista puede sonar igual: recolocar internamente en vez de contratar fuera. Sin embargo, hay diferencias clave. La recolocación tradicional era reactiva, ocurría cuando sobraba gente en un área o había huecos puntuales. El Quiet Hiring es proactivo y estratégico, surge como respuesta a un entorno donde cada decisión de talento es crítica. Antes eran casos aislados, ahora se hace con plataformas internas de talent marketplace, algoritmos de matching de skills y un diseño consciente de la movilidad. La recolocación dependía de decisiones de RR. HH. y directivos. En el Quiet Hiring, el peso recae en que cada profesional logre hacerse visible y demostrar valor más allá de su rol formal. Y además hoy se conecta con la micro-movilidad, la gigificación del trabajo y el entrenamiento de habilidades humanas que la IA no sustituye. En resumen: no es lo mismo mover piezas por necesidad que activar un modelo estratégico de talento donde el carisma y las human skills pesan tanto como las credenciales técnicas.
El 4H reimaginado: Head, Heart, Hands, Humanness
Un marco útil para entender este fenómeno es el clásico modelo 4H, que podemos reinterpretar para el presente.
- Head (Cabeza): pensamiento estratégico y reflexivo. El carisma inteligente que no solo habla, sino que aporta sentido.
- Heart (Corazón): empatía y conexión genuina. El carisma que nace de lo emocional, de inspirar desde lo humano.
- Hands (Manos): acción visible y coherente. El carisma que se demuestra ayudando, resolviendo, moviendo piezas.
- Humanness (Humanidad): autenticidad frente a la uniformidad digital. El carisma que ningún algoritmo puede imitar.
Este 4H actualizado explica por qué algunos profesionales se convierten en protagonistas naturales del Quiet Hiring: porque combinan mente, emoción, acción y humanidad de una forma que inspira confianza en contextos de cambio.
Una tendencia que crece: la micro-movilidad interna
Junto al Quiet Hiring, emerge otra tendencia que refuerza esta lógica: la micro-movilidad interna. No hablamos de grandes ascensos, sino de movimientos ágiles dentro de la organización: proyectos temporales, roles “pop-up”, asignaciones de corta duración que permiten a los empleados demostrar nuevas habilidades sin salir de la empresa. Este modelo, ya presente en compañías globales, permite ganar agilidad y retener talento sin costes añadidos. Y, de nuevo, ¿quiénes son los perfiles más visibles en estas micro-oportunidades? Aquellos que destacan por su capacidad de comunicar, de generar confianza, de inspirar con su forma de estar: los profesionales carismáticos.
El futuro se decide en silencio
El Quiet Hiring y la micro-movilidad interna nos recuerdan que el futuro del trabajo no se juega solo en la pantalla de las ofertas externas, sino en los pasillos —físicos y virtuales— de cada organización. Las empresas están aprendiendo que el talento más valioso no siempre está fuera, sino en las personas capaces de pensar con claridad, conectar con autenticidad, actuar con coherencia y mostrarse humanas en un entorno cada vez más digital.
Cómo activarlo en la práctica
Para las empresas:
- Mapear skills ocultos: no limitarse a inventarios de competencias técnicas, sino identificar también habilidades de influencia, comunicación y liderazgo informal.
- Crear espacios de micro-movilidad: ofrecer proyectos cortos y roles temporales donde empleados puedan experimentar y mostrar su valor sin necesidad de un cambio de puesto formal.
- Medir más allá del rendimiento clásico: incluir métricas de colaboración, impacto emocional y capacidad de generar cohesión.
- Invertir en desarrollo de human skills: entrenar carisma, comunicación e inteligencia emocional al mismo nivel que habilidades digitales o técnicas.
Para los profesionales:
- Visibilidad proactiva: participar en proyectos transversales, proponer ideas, ser visibles no solo por lo que se sabe, sino por cómo se inspira a otros.
- Desarrollar el propio 4H: pensar con claridad (Head), conectar desde la empatía (Heart), actuar con coherencia (Hands) y mostrarse auténtico (Humanness).
- Convertirse en referentes internos: no esperar un título para ejercer liderazgo; el liderazgo carismático se demuestra en lo cotidiano.
- Cultivar una marca interna: igual que se habla de marca personal externa, crear una narrativa dentro de la organización que te posicione como alguien valioso e indispensable.
Como escribo en El Poder del Carisma (LID editorial), no basta con ser competente: hay que ser visible, inspirar y dejar huella. Porque en el trabajo del futuro —marcado por la automatización y la inteligencia artificial— el talento que ilumine corre el riesgo de volverse invisible.