La Iglesia católica es una institución añosa y extraordinariamente bien documentada. A lo largo de su historia ha convocado en cada época a muchas de las mejores cabezas, siendo en los periodos más convulsos del pasado un Silicon Valley del conocimiento. Su penetración, desde los más altos montes hasta regiones ignotas del río Amazonas no tiene parangón. ¡Ni siquiera Coca Cola, Google o Amazon!
Hace años acariciaba el anhelo de examinar las aportaciones de sus personajes más relevantes para el gobierno. Gracias a la cátedra de management de la Fundación la Caixa en el IE me ha sido posible acceder a cantidades ingentes de repertorios y legajos. El resultado ha sido el primer estudio que sitúa a la Iglesia Católica bajo el microscopio del management.
Para empezar: contenidos que se incluyen bajo términos como branding, coaching, mapa de talento o interim son veteranos, han sido empleados desde hace siglos. La preocupación por la imagen de marca, el talento y el asesoramiento personalizado viene de lejos, aunque recientemente los anglosajones los hayan bautizado en su idioma.
En 2000 años liderando equipos (Kolima) penetro en las entretelas de innumerables dirigentes, incluyendo casi una veintena de CEO’s (papas). Entre las cualidades precisas para que un directivo pueda ser calificado como líder se enumera la humildad, la visión estratégica, la empatía, el realismo práctico, la capacidad de generar compromiso, etcétera. Solo por excepción vienen de serie.
Nadie puede arrogarse el título de líder. En ocasiones no queda más remedio que someterse a alguien, pero será tildado de gerente, administrador o directivo, nunca líder mientras no maneje lo que he denominado el idioma del liderazgo. Esa lengua compuesta por dos centenares y medio de palabras y comportamientos que explicité en El idioma del liderazgo (LID).
Ser buen predicador o alma de oración no presupone capacidades para pilotar. Tomás de Aquino escribió un Tratado sobre el Gobierno de los príncipes; Bernardo de Claraval redactó De consideratione, un manual de management para el papa Eugenio III; Juan Crisóstomo detalló en su Comentario al Evangelio de San Mateo cuáles son las características esenciales de un directivo. He actuado de arqueólogo para devolver a la luz enseñanzas de utilidad en el presente para cualquier grupo humano. Para facilitar aun más la lectura, al final de cada capítulo se compendian 10 enseñanzas. En total, pueden hallarse 720 apotegmas de máxima aplicabilidad.
El management reclama ahondar en la antropología para diseñar procederes que cuadren con las necesidades del ser humano. Sin embargo, no basta con lo meramente conceptual. Una de las múltiples encrucijadas que aborda el libro es la de retirarse a tiempo, plasmado a través de Celestino V. Pietro Morrone, su nombre antes de ser pontífice, es antecedente de lo que en tiempos recientes protagonizó Joseph Ratzinger (Benedicto XVI). Saber cuándo ha llegado el momento de ceder el cetro reclama sentido común, recato y amor al proyecto por encima del ego. No somos solo mortalis (podemos morir), sino morituri (debemos fenecer). Quien asegura que no dispone de delfín adecuado es porque no ha puesto medios para formar a su sustituto.
A lo largo de los 20 siglos que analizo en 2000 años liderando equipos, se han sucedido pandemias. C. S. Lewis aseveró que el sufrimiento es el altavoz que Dios utiliza para que le escuchemos. En referencia a la hondísima aportación teológica de ese profesor británico de origen irlandés, me gusta añadir que las contradicciones han de servir para que todos, incluidos empresarios, directivos, funcionarios, trabajadores del sector privado, y ojalá también los políticos, regresemos al sendero del sentido común.
Lo mejor que se podría decir de cada uno de nosotros es que dejamos el mundo un poquito mejor en algún aspecto de lo que lo encontramos cuando desembarcamos. Lograrlo reclama esfuerzo para no dañar a nadie de forma directa y considerar a diario en qué podemos facilitar la vida a aquellos con quienes trabajamos, convivimos o coincidimos, aunque sea mediante el teletrabajo.