Por Carlos Pardo, CEO Iberia y América Latina Meta4
La hiperconectividad de la sociedad ha llegado también al entorno empresarial, transformando los modelos organizativos tradicionales y planteando nuevas formas de entender las empresas. Entornos laborales caracterizados por empleados que trabajan de forma aislada son cada vez más cuestionados y según ponen de manifiesto numerosos estudios como el desarrollado recientemente por Deloitte, Global Human Capital Trends 2016, el diseño organizativo se sitúa como uno de los mayores desafíos para los empresarios encuestados.
Hoy en día las compañías deben tener capacidad de reaccionar con inmediatez a los continuos cambios del mercado, a las necesidades de sus clientes o a los trepidantes avances tecnológicos y para superar todos estos retos la colaboración se ha convertido en un aspecto clave.
La creación de entornos de trabajo que favorezcan la cooperación entre todos sus miembros y que fomenten el intercambio de conocimientos y experiencias es sin duda, uno de los principales retos a los que se enfrentan las organizaciones hoy en día. Este intercambio conduce a las compañías a fomentar la innovación, mejorar el grado de compromiso y satisfacción de sus empleados y en consecuencia a obtener mejores resultados de negocio.
La colaboración sitúa al conocimiento como hilo conductor del negocio impregnado en todas las áreas de actividad y requiere de la creación de un entorno laboral donde cualquier empleado se encuentre con total libertad para compartir sus ideas y desarrollar su carrera profesional.
Sin embargo, para conseguir este entorno colaborativo no existe una fórmula exacta, ya que cada compañía tiene su propia idiosincrasia, valores, cultura. No obstante, existen elementos comunes que contribuyen a generar ideas y a fomentar la innovación como la capacidad de los líderes de movilizar la inteligencia colectiva de sus organizaciones y de poner en valor el talento de sus empleados.
Para construir una organización orientada a la colaboración existen unos aspectos claves a tener en cuenta:
- Orientación total a buscar soluciones a los retos a los que nos enfrentamos, por encima de quién sea el responsable de los posibles errores cometidos.
- Contar con una organización transparente que favorezca un entorno de confianza mutua.
- Debemos tener claros cuáles son los valores de nuestra organización, para saber qué es lo que nos mueve, además de tener definidos cuáles son los objetivos compartidos por todos para saber hacia dónde nos dirigimos.
- La creación de un entorno de colaboración tiene que partir del máximo nivel de management de la organización, ya que de otra forma resultará muy complicado trasladar esos valores al resto de integrantes de la compañía. Los líderes deberán trabajar para que la visión de sus organizaciones sea compartida en beneficio de todos y para mejorar el sentimiento y orgullo de pertenencia.
- La formación y el aprendizaje continuo deben ser una constante en una organización que apueste por esta cultura colaborativa.
Las organizaciones que sean por tanto capaces de construir estos entornos colaborativos serán capaces de enfrentarse con muchas más garantías de éxito a un entorno tan competitivo como el actual.