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¡Terminamos el mes de julio con nuestra selección de los mejores post de RR.HH.! En esta ocasión, Santi García, Begoña Viña, Fernando García, Randstad, Iñaki González, Xavi Roca y Ximo Salas, han sido los escogidos para compartir sus interesantes reflexiones sobre el área la gestión de personas;
- La empresa adaptable por Santi Garcia en su Blog
- ¿Es la autoorganización un éxito seguro o no en las organizaciones? por Begoña Viña en el Blog Observatorio de Empleo
- El aprendizaje continuo como solución. Renovarse o morir por Fernando García en el Blog del Grupo Hummanova
- Las ventajas de la movilidad geográfica en el desarrollo de una carrera profesional en el Blog de Randstad
- DETOX tecnológico para mejorar tus habilidades profesionales este verano por Iñaki González en su Blog Gestión de Personas y Transformación de RR.HH.
- No evites el cambio por Xavi Roca en su Blog
- Cuatro pilares para construir la Experiencia del Empleado por Ximo Salas en su Blog
Para sobrevivir, las empresas deben ejecutar su actividad de manera eficiente en el presente, pero también ser capaces de adaptarse a los retos futuros. Sin embargo, los hechos nos dicen que muy pocas hacen bien ambas cosas, en especial la segunda. Toda fuente de ventaja competitiva tiene fecha de caducidad, pero son pocas las compañías con la habilidad de identificar y explotar nuevas fuentes de ventaja competitiva cuando comienzan a agotarse las originales. Lo más frecuente es que, a la hora de establecer prioridades, la presión del corto plazo haga que las necesidades actuales prevalezcan sobre cualquier consideración de futuro y se tomen decisiones que, aunque favorecen la ejecución hoy, están comprometiendo la adaptabilidad de la organización en el medio plazo.
En la búsqueda de respuestas a las condiciones dinámicas del mercado y las crecientes expectativas de los empleados sobre su entorno de trabajo, el tema de la autoorganización se ha convertido cada vez más en el foco de atención de los investigadores organizacionales y los gerentes de recursos humanos en los últimos años. Contrariamente a las jerarquías de gestión obsoletas, las empresas esperan que la autoorganización parezca a primera vista una simple panacea para permitir que los empleados se sientan más satisfechos con su trabajo. Después de todo, esto también mantiene el esfuerzo organizativo general dentro de los límites, ¿verdad?
En varias ocasiones habremos escuchado la expresión “renovarse o morir”. Actualmente nos encontramos en los ya conocidos entornos VUCA y BANI, dos conceptos que definen la situación actual de cambio e incertidumbre. El sociólogo, filósofo y ensayista Sigmund Bauman, autor del libro “Sociedad líquida vs. Sociedad sólida” pone en el punto de mira esta volatilidad y flexibilidad constante donde el aprendizaje continuo es un elemento clave para mantenerse a flote (Hernández Moreno, 2016).
En España somos reticentes a los cambios, de ahí que las empresas sean un reflejo de la sociedad en este sentido. No se trata solo de conseguir unas plantillas mucho más flexibles, sino de ofrecer a los trabajadores una oportunidad de desarrollo y aprendizaje para formar a los líderes del futuro. Por norma general, las empresas que ofrecen programas de movilidad geográfica hacen gala de ello como parte de su atractivo como empleador. Sin embargo, los trabajadores no siempre lo perciben así, ven muchas barreras antes de aceptar un cambio de domicilio. ¿Qué es la movilidad geográfica?
Según datos del Foro económico mundial la mitad de los empleados tendrán que actualizar sus habilidades para estar capacitados para su trabajo. El pensamiento crítico, la capacidad de análisis, la resolución de problemas, el aprendizaje activo, el liderazgo, la tolerancia al stress, la flexibilidad o la capacidad de influir generando confianza son algunas de las habilidades que se considerarán imprescindibles en 2025.
Me encantan las historias de cambio, personas que un día decidieron, con acierto o no, hacer las cosas de forma diferente para obtener resultados diferentes, en los ámbitos personal o profesional.
Y digo con acierto o no, porque en muchos casos el cambio no nos lleva al éxito directamente, o sea, no acostumbra a ser un atajo para conseguir cosas de una forma más rápida y efectiva, pero sí indirectamente, porque sirve para demostrarnos a nosotros mismos que si hacemos cosas de forma distinta, las consecuencias también son diferentes, y esto, mejora nuestra autoestima y nos convence de que somos capaces de controlar nuestras vidas.
Ya nadie se cuestiona la importancia que tiene para las empresas la “experiencia del cliente” (CX en sus iniciales en inglés) y su influencia en la fidelización o recomendación de un producto o servicio. Aunque hasta 2004 no había una forma sistemática de medir esa experiencia. Todos/as hemos experimentado, como clientes, ese proceso que va desde la toma de conciencia de un producto, hasta la decisión de comprarlo. Pasando por diferentes fases -racionales, físicas o emocionales-, que hacen que tengamos sentimientos positivos o negativos de esos momentos. Si son negativos seguramente no repetiremos la experiencia, no compraremos más ese producto, si son positivos volveremos.
