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Programación y Manejo de datos, Econometría, Negocios y Administración o quizá Ciencias exactas… ¿Cuál dirías que es la asignatura top, la más buscada, de todas las que se imparten en la Universidad de Harvard?
Curiosamente, o quizá no tanto, “Felicidad” es la asignatura más popular y requerida. Y es que, como dice su docente, el doctor israelí Tal Ben-Shahar, exerto en Psicologia positiva, «La alegría también se aprende, como el golf o el esquí». Una materia que, coincido contigo, no vendría mal se estudiara y aplicara en todas partes.
Para quienes también creen en la bondad y el humanismo (que no buenismo) como motor de regeneración y cambio, buenas noticias. Contrariamente a lo que siempre hemos considerado, en el entorno laboral y de los negocios no son ni los tiburones, ni los más avispados, ni los que mejor se venden, ni los egoístas que siempre velan por sus propios intereses, ni los que usan/manipulan a los demás en su propio beneficio, los que alcanzan el éxito profesional, aunque en una primera mirada –o primera etapa– pudiera parecerlo.
Como defiende el escritor estadounidense Adam Grant en su libro Dar y recibir. Por qué ayudar a los demás conduce al éxito, hay tres cosas en común que tiene toda persona de éxito: motivación, capacidad y oportunidad. Pero él añade un cuarto factor, que a menudo se pasa por alto:
«El éxito depende en gran parte de cómo abordamos nuestras interacciones con los demás. En el trabajo, cada vez que interactuamos con otra persona, nos vemos obligados a elegir entre intentar conseguir el mayor valor posible, o contribuir con nuestro valor sin preocuparnos por lo que recibamos a cambio».
Psicólogo de organizaciones, Grant lleva más de diez años estudiando estas elecciones (recibo o doy, básicamente) en empresas que van desde Google a instituciones militares, y ha llegado a esta conclusión: la gente presenta dramáticas diferencias en sus preferencias de reciprocidad, es decir, «en su combinación deseada entre dar y recibir».
Habría tres tipos de personas en el trabajo:
1.Receptores: les gusta obtener más de lo que reciben.
2.Donantes: Prefieren dar antes que recibir; están centrados en los demás y prestan atención a lo que otros necesitan de ellos
- Nota: Esta actitud es la que normalmente se usa en las relaciones de pareja o personales (como padres, amigos…), pero es menos común en el entorno laboral.
3.Equilibradores: quienes se esfuerzan por preservar el balance entre dar y recibir. Te doy si tú…
¿Quién crees que presenta más posibilidades de acabar en el peldaño inferior de la escalera del éxito? Si respondes que el donante… ¡Exacto! Varias investigaciones demuestran que los donantes, al beneficiar a los demás sacrifican su propio éxito y que ganan un 14% menos dinero. Ay. Pero si los donantes ocupan el peldaño inferior de la escalera del éxito, ¿quién está en la cima?
¡Pues también los donantes!
Son quienes están más abajo y también quienes están más arriba. Y en el medio, tierra de nadie, los receptores y equilibradores. En palabras de Adam Grant, «los donantes son quienes presentan más posibilidades de ser los “campeones”». ¿Cómo es esto posible? Porque cuando un receptor gana, siempre hay alguien que pierde, pero cuando gana un donante ganan todos (efecto dominó). Y es que, como reza el subtítulo del libro, ayudar a los demás conduce al éxito.
Instauremos esta “materia” o forma de pensar en nuestros entornos profesionales, y ayudémonos de los 6 consejos principales para sentirse afortunado y contento que nos regala Ben-Shahar:
- Perdone sus fracasos. Es más: ¡celébrelos!
- No dé lo bueno por hecho: agradézcalo.
- Haga deporte.
- Simplifique, en el ocio y el trabajo.
- Aprenda a meditar.
- Practique una nueva habilidad: la resiliencia.
Porque donar, regalar, compartir, ayudar, servir… en el trabajo, tiene recompensa: da felicidad.
