Se cree que para 2030 existe un 25% de probabilidades de lograr una inteligencia artificial (IA) similar a la humana convirtiéndola en la nueva normalidad. Y eso se debe a que los avances en la robótica y los algoritmos de las máquinas, junto con la reciente explosión de datos y los avances informáticos están acelerando el desarrollo de la inteligencia artificial general (AGI por sus siglas en inglés): aquella que iguala o excede la inteligencia humana promedio, es decir, la inteligencia de una máquina que puede realizar con éxito cualquier tarea intelectual de cualquier ser humano.
Actualmente, la IA se basa en el aprendizaje profundo y en el procesamiento del lenguaje natural, tal como lo demuestran, por ejemplo, las computadoras que juegan al ajedrez, los automóviles autónomos, la detección de spam o las recomendaciones en las listas de reproducción de Spotify, entre otros miles de casos. Estos sistemas de IA existentes realizan las tareas asignadas a la perfección, pero no pueden realizar ninguna otra que no esté asignada con la misma perfección.
Por el contrario, un ser humano puede realizar una tarea con menos habilidad, pero con una gama más amplia de funciones que cualquiera de las aplicaciones de IA existentes en la actualidad. Es decir, las computadoras actuales carecen de la capacidad de generalizar el conocimiento a otros dominios. Y, en términos generales, un sistema AGI es un tipo de inteligencia sintética que puede aplicar su conocimiento a una amplia variedad de tareas y dominios.
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