Por Carlos Pardo, CEO Iberia y América Latina Meta4
¿Cómo será el mundo laboral donde desarrollarán su carrera nuestros hijos? O, sin irnos tan lejos, ¿cuál es el escenario en el que tendremos que desenvolvernos dentro de 15 años? Estas son preocupaciones que rondan la cabeza de la mayoría de la gente actualmente y no es de extrañar, si tenemos en cuenta el escenario laboral actual en el que más de un 23% de nuestra población activa está en paro.
Pero no sólo es una cuestión que nos inquieta de manera individual. Numerosas empresas y consultoras llevan años dándole vueltas al tema y realizando exhaustivos análisis. Por ejemplo, Bolson Consulting Group ha publicado un informe en julio de 2014 con unos resultados que no dejan indiferente a nadie: señala el excedente de trabajadores que tendrá lugar en 2020 dando un vuelco una década después con un escenario marcado por un déficit provocado por la tendencia demográfica actual.Tras analizar las principales economías del mundo –entre ellas las del G20-, que representan más del 80% del PIB mundial -unos dos mil millones de trabajadores-, la consultora analizó cuántas personas en edad laboral necesitaría cada país para conseguir en 2030 el mismo crecimiento económico de los últimos 20 años. Como os adelantaba antes, las conclusiones son realmente sorprendentes.
Los principales focos del problema son más que evidentes: la caída de la tasa de natalidad y el aumento de la esperanza de vida. Poco a poco esta realidad está siendo la causa de envejecimiento de los países. Factores para los que no se están tomando medidas en la actualidad y que, como muestra el estudio, cambiarán el panorama laboral en un plazo no tan lejano.
Un claro ejemplo donde se ve reflejado este problema es el caso de China donde la reducción de la natalidad ha sido realmente relevante desde la entrada en vigor en 1979 de la Ley del hijo único. China hoy tiene un excedente de 55 millones de trabajadores que, asombrosamente, se transformará en un déficit de 24 millones de población activa en 2030. El país más poblado del mundo será también el que tenga un mayor volumen de ancianos en tan sólo 15 años.
Obviamente si cada vez hay menos mano de obra la solución pasa por incrementar la productividad de los trabajadores, lo que no significa, ni mucho menos, una sobrecarga de trabajo o de horas. Una de las «grandes bazas» de las empresas es la tecnología. Dotar los entornos de la mejor tecnología permite movilidad, total flexibilidad y una maximización de la productividad. Por lo que la inversión en tecnología, infraestructuras y educación se convierte en una máxima.
Otras de las iniciativas a tener en cuenta son el aumento de la participación laboral, al incorporar a más mujeres a la población activa ocupada -haciendo compatible la conciliación familiar-, la promoción de oportunidades laborales entre los seniors y la estimulación de la natalidad.
En este sentido las conclusiones para España son muy similares a las globales. A pesar del incremento del dinamismo laboral que desvela la última edición de nuestro informe elaborado conjuntamente con el IESE Business School todavía es necesario hacer esfuerzos para reformar nuestro mercado de trabajo y modernizar el funcionamiento de las empresas. A pesar de suponer un desembolso inicial, la inversión en innovación es realmente necesaria y nos permitirá obtener excelentes resultados a medio plazo.
La revolución tecnológica exige cambios para aprovechar todo su potencial. Y, aunque es cierto que todo el mundo tiende a estar dentro de su ‘zona de confort’ y evitar los cambios, es necesario modernizar los sistemas para lograr el incremento de la ansiada productividad. Algo que está al alcance de nuestras manos muchas veces a tan sólo «un click».
Tenemos que asegurar la empleabilidad de los trabajadores y la capacidad de adaptación de las compañías. La mejora de la productividad por hora de trabajo es imprescindible y para lograrlo, la tecnología, que hoy ya juega un papel fundamental, será una máxima en los próximos años. Está en nuestra mano dar la vuelta a la tortilla y cambiar los pronósticos de los que los expertos nos están alertando desde hace tiempo: es necesario ‘renovarse’. Faltan 15 años, tiempo más que suficiente para cambiar las cosas. Pero ya se sabe que «un mar en calma nunca hizo buenos marineros».