Permíteme comenzar con la siguiente pregunta:
¿Te considerarías una persona creativa?
Si tu respuesta (instintiva) ha sido sí… Y tu aportación de ideas creativas y acciones innovadoras a tu empresa así lo acreditan (momento para sincerarse con la pregunta) enhorabuena. Formas parte de una pequeña –y cada vez más valorada y solicitada- excepción social. Y es que según una investigación del experto en creatividad Ken Robison, el 90% de los niños de preescolar presentan altos niveles de pensamiento creativo. A los 12 años apenas un 20% logra mantener esos niveles de pensamiento divergente.
Pasamos del 90 al 20…con tan solo 12 años. Sigue sumando años, sigue restando.
Esta tremenda cifra explica en parte porqué está costando tanto implementar la tan necesaria transformación organizacional, pues como bien dice el propio Robinson: “cuán importante es la habilidad creativa en una sociedad digital hiperconectada, donde la constante innovación y renovación serán las claves de la competitividad”.
Efectivamente, ya sabemos que hablar de trasformación digital de las empresas tradicionales hace referencia a un proceso donde a los productos o servicios habituales se añaden componentes digitales que modifican su naturaleza para dotarles de mejores prestaciones, modificando la naturaleza de los productos y los servicios.
Pero también somos conscientes de que lo digital abarca un concepto de transformación mucho más amplio pues supone la conversión de las empresas hacia modelos organizativos más flexibles, ágiles, abiertos, transparentes, redárquicos, innovadores y humanas.
Creatividad vs Innovación vs Innovación Digital
CREATIVIDAD |
INNOVACIÓN |
INNOVACIÓN DIGITAL |
Es la capacidad de concebir ideas novedosas para resolver problemas, a través de un proceso que se desarrolla en un tiempo x, y que se caracteriza por la originalidad, la adaptabilidad y sus posibilidades de materialización concreta. | La aplicación de dichas ideas en la actividad de las personas y de las organizaciones. Es decir, la innovación sería la creatividad aplicada. Por otro lado, para que exista innovación la creatividad ha de generar cambios de impacto y nuevas posibilidades. | La innovación digital es la aplicación de nuevas formas de creatividad para su aplicación a través y con el uso de nuevas tecnologías, como por ejemplo, diseñar nuevos modelos de negocio. |
Y para conseguir ambas cosas hace falta este gen clave: la creatividad. Porque la CREATIVIDAD es la antesala de la INNOVACIÓN. Si queremos que nuestra organización potencie la innovación, es inevitable potenciar antes la creatividad de las personas que la componen.
¿CÓMO SON LAS PERSONAS CREATIVAS?
Creatividad no trata de ser un artista (ni tener dotes artísticas) sino de tener la capacidad y agilidad para generar ideas que nos exigen ir más allá de la lógica; es usar la imaginación y el intelecto para seguir un proceso creativo y rico, que acabe transformándose en algo que se pueda implementar. La base de la creatividad prácticamente reside en ligar conceptos o pensamientos que aparentemente no tienen relación entre sí. Thinking Out of the Box.
Las personas creativas son aquellas capaces de alcanzar (por asociación o imaginación) respuestas novedosas, diferentes a las que se hubiera llegado por el “raciocinio convergente”. Son aquellas que tienen un pensamiento divergente, que se autogestionan, que desarrollan una actitud y mentalidad knowmad, porque sus habilidades y competencias les prepara para adaptarse con mayor facilidad a este futuro profesional líquido y cambiante.
La buena noticia es que este gen, dormido, que nos adormecieron en nuestra etapa educativa y laboral, se puede reactivar. Tan solo necesitamos prestar atención y trabajar con el “ala” derecho del cerebro; ese hemisferio donde reside parte del pensamiento divergente, no lineal, conceptual, creativo. ¿Cómo? Trabajando y haciendo talleres por ejemplo con metodologías Visual Thinking. Las personas que potencian su hemisferio derecho acostumbran a ser más intuitivas, empáticas, con una visión más globalizadora y transversal (visión conceptual y de mapa), cualidades todas ellas muy valoradas en el actual mundo profesional. Eso sí, para resolver los problemas con éxito inevitablemente hay que combinar los dos hemisferios, el lineal con el líquido.
El problema es que, según nos hacemos más mayores, la creatividad tiende a decaer entre otras cosas por la tendencia a ignorar lo que contradice lo que ya pensamos (nuestras creencias, ideologías, etc.). Somos victimas de nuestro sesgo cognitivo. Cuando nos enfrentamos con un problema nuevo, los adultos solemos “explotar” el conocimiento que hasta ahora hemos adquirido sobre el mundo. Tratamos de encontrar una solución factible, pero que de alguna manera se acerque a soluciones que ya hayamos dado o conocemos.
Por otro lado, la “exploración”-el intentar algo nuevo, diferente- puede llevar a concebir a una idea menos común, una solución menos obvia, un nuevo conocimiento… una innovación.
Volvamos a sir Ken Robinson, quien tiene bastante claro por qué dejamos de ser creativos al crecer: “Los niños arriesgan, improvisan, no tienen miedo a equivocarse; y no es que equivocarse sea igual a creatividad, pero sí está claro que no puedes innovar si no estás dispuesto a equivocarte, y los adultos penalizamos el error, lo estigmatizamos en la escuela y en la educación, y así es como los niños se alejan de sus capacidades creativas”.
Aunque la creatividad es inherente como decía a todo ser humano, ha estado relegada al olvido en las últimas décadas porque la organización de la empresa estilo fordista o industrial no pedía precisamente que fuéramos creativos, ni tampoco nos exigía que nos autogestionáramos. Ahora, en el nuevo entorno profesional se nos exige aportar ideas y valor añadido por propia iniciativa, colaborar entre departamentos y compartir el conocimiento dentro y fuera de las fronteras de la organización. Por ello, cada vez más se utilizan técnicas que nos ayuden a potenciar y desarrollar dichas actitudes, como por ejemplo, la metodología Design Thinking. Es una metodología para generar ideas innovadoras, preferiblemente usando herramientas manuales y creativas, cuyo objetivo es entender y dar solución a las necesidades reales de los usuarios desde una perspectiva de observación, ideación, prototipación y diseño.
EMPRESAS QUE INNOVAN
¿POR QUÉ SON POCAS LAS EMPRESAS QUE INNOVAN DE VERDAD?
Actualmente el 80% de la inteligencia creadora de las empresas está desaprovechada. El gap está en no darse cuenta de que la innovación no es la consecuencia directa de la financiación, sino en el resultado de la energía creadora y creativa de las personas coo hemos visto. Resultado de potenciar dichas herramientas desde el cambio organizacional. Es decir, ayudando a todas y cada una de las personas que forman parte de la organización, no solo del departamento asignado como creativo o de innovación, a actuar como emprendedores internos. Podría decirse que la creatividad está sumergida, a la espera de un cambio necesario en la organización, que le permita aflorar.
Las empresas innovadoras son aquellas que implementan una cultura en la organización orientada al aprendizaje continuo y a la creatividad.
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¿CÓMO CREAR UN ECOSISTEMA CREATIVO?
Crear un ecosistema creativo que permita a la compañía elevar su innovación y, por lo tanto, mejorar su competitividad, pasa por:
Hacer un diagnóstico organizacional; evaluar las tres patas que sostienen a una empresa para identificar los elementos que impiden o producen vías de escape de creatividad y los que, por el contrario, facilitan el proceso.
Para construir un ecosistema que no genere resistencia a los cambios y que promueva la innovación es necesario analizar:
- La cultura corporativa, tanto a nivel de innovación como tecnológica.
- El clima laboral desde la perspectiva persona. Esa cultura invisible, no oficial, que marca el estado de ánimo de los trabajadores.
- El estilo de gestión y liderazgo: ¿qué tipo de jefes hay en la compañía, ¿son promotores o paralizadores del cambio?, ¿son transformacionales o siguen siendo en el fondo transaccionales?, etc.).
Se trata de identificar, mapeando con la metodología Design Thinking, cuáles son los frenos y los detonantes individuales y grupales que existen frente al proceso innovador, para ver qué falla en la estrategia creativa y dónde se deben emplear los recursos.
«Todo niño es un artista, el problema es seguir siendo un artista cuando creces».
Pablo Picasso