¿Por qué una organización necesita agilidad?
Los mercados y sus condiciones marchan a una agilidad tan elevada, que cualquier situación tiene múltiples variables y elementos interconectados complejos de entender. Al mismo tiempo, el desarrollo exponencial de la tecnología permite que la información esté disponible, pero a su vez el tiempo es velozmente cambiante. El entorno nos pone en un escenario donde los eventos son impredecibles y la generalidad en las organizaciones es que «sabemos que no sabemos».
La incertidumbre sigue jugando un papel protagónico cuando las organizaciones afrontan este fenómeno: muchas aún luchan asiduamente contra la idea del cambio mientras lo siguen percibiendo como un fenómeno externo y no como un factor inherente a su propia naturaleza.
Entendiendo las características del entorno cambiante, se hace necesario que las empresas desarrollen capacidades y habilidades que le hagan frente, que faciliten dar respuesta a todas estas demandas. Es desde esta perspectiva, que nace el concepto de agilidad organizacional, una cualidad apetecida por muchos pero esgrimida por pocos.
¿Qué es la agilidad organizacional ?
Para consultoras como Mckinsey, la agilidad organizacional es la capacidad de identificar y aprovechar más rápidamente las oportunidades en el ambiente, que los competidores. Para The Economist, es la habilidad para transformar información en ideas que den respuestas a las necesidades del mercado. Nosotros hemos definido la agilidad organizacional como el tiempo que dura una organización entre tener una idea, volverla un proyecto, sacarla a producción, rentabilizarla y generar retorno de la inversión. Es una habilidad presente en el tejido de la organización que permite una ventaja competitiva, donde el cambio bajo esta perspectiva es proactivo (planeado) y no reactivo (no planeado).
Muchas organizaciones siguen percibiendo los cambios desde la posición de sus líderes, quienes lo aprendieron de las teorías de producción y los modelos administrativos de los albores del siglo XX, allí cuando el concepto de «riesgo» era un sinónimo del cambio y donde la estabilidad en el entorno era una promesa con mayores probabilidades de cumplimiento.
Así que mientras el mercado continúa exigiendo a las organizaciones una mayor «agilidad», muchas de ellas aún dependen de la apertura que sus directivos tengan hacia los procesos de cambio que ésta implica. Con lo anterior, comprendemos que la agilidad en las organizaciones no es sólo una opción o el resultado de una moda, sino una condición para mantenerse vigente y competitivo.
Algunas claves para desarrollarla
La agilidad organizacional no es un habilidad que se desarrolle de la noche a la mañana, sin embargo identificar cuáles son sus elementos clave le permitirá iniciar este grandioso recorrido hacia su ventaja competitiva. A continuación le indicamos algunos:
- No deje de lado lo que está sucediendo afuera de su organización, dé una respuesta rápida a las oportunidades estratégicas que le presenta su entorno, sector y mercado.
- Sus ciclos de producción deben ser revisados en corto tiempo para tomar las decisiones a que haya lugar. En todos los escenarios estas decisiones deberán ser muy rápidas.
- Integre la voz de sus clientes y consumidores en toda su estrategia, no solo en los aspectos de marketing, ventas y servicio.
- Tenga foco en la gestión del riesgo. Cambiar rápidamente no significa poner en riesgo lo que la organización ya ha construido.
- Conforme equipos de proyectos interdisciplinarios. Las diferentes miradas y perspectivas en un proyecto le ayudarán a encontrar caminos más rápidos y mejores.
- Promueva una gestión transversal en su organización que le permita eliminar los silos organizacionales. La colaboración y el networking son fundamentales para implementar cualquier iniciativa/proyecto.
- Cuente con planes de contingencia que le permitan enfrentar el entorno cambiante, podrá no tener todas las respuestas, pero si tener un plan de acción cuando se presente.
- Use prácticas iterativas de gestión de proyectos, esto garantiza que las iniciativas/proyectos se desarrollen y tengan éxito.
- Apalancamiento tecnológico. Por obvias razones la tecnología será su aliada, aproveche los adelantos y las posibilidades que nos ofrece, de lo contrario quedará marginado.
- Anticipe y planifique el cambio, intégrelo en todas sus iniciativas/proyectos y conviértalo en parte de su ADN, pues será la clave para que las personas sean las protagonistas de su transformación.